El rol de la curiosidad y la humildad en mi visión de liderazgo
Mónica Guinea
12/20/20242 min leer


Como líder con más de 26 años de experiencia en el ámbito organizacional, he llegado a comprender que el liderazgo efectivo no solo radica en gestionar equipos o tomar decisiones estratégicas en un entorno laboral dinámico. Va mucho más allá. Requiere cultivar habilidades humanas que fortalezcan el impacto que tenemos en las personas y en las organizaciones que lideramos. Desde mi perspectiva, dos de estas habilidades esenciales son la curiosidad y la humildad, cualidades que considero claves para innovar, conectar y adaptarnos a los desafíos que enfrentamos día a día.
Curiosidad: La clave que impulsa la innovación
Para mí, la curiosidad ha sido una herramienta indispensable a lo largo de mi trayectoria. Creo firmemente que cuestionarse lo establecido es el primer paso hacia la innovación. Preguntas como “¿Cómo podemos hacerlo mejor?”, o "¿Qué podemos aprender de esta experiencia?”, me han permitido no solo descubrir nuevas ideas, sino también contagiar a los equipos con una mentalidad abierta y enfocada en el aprendizaje continuo. Además, esta curiosidad me ayuda a mantenerme al día con las tendencias del mercado y a anticiparme a los cambios en las necesidades de los clientes y los movimientos de la competencia.
Humildad: El pilar para liderar con empatía y conexión
La humildad, por otro lado, me ha enseñado el valor de reconocer que no tengo todas las respuestas. Creo que un líder humilde es aquel que está dispuesto a escuchar, aprender y crecer a través de las perspectivas de los demás. Al liderar desde la empatía, he encontrado que se construyen entornos de confianza y colaboración, donde los equipos se sienten valorados y comprometidos. Para mí, admitir errores o aceptar que hay algo más que aprender no es una señal de debilidad, sino una fortaleza que conecta y motiva.
Cómo he integrado la curiosidad y la humildad en mi liderazgo
A lo largo de mi carrera, he adoptado prácticas que refuerzan estas cualidades y que me han permitido liderar de manera más efectiva. Algunas de estas estrategias incluyen:
Hacer preguntas abiertas. Siempre busco desafiar las suposiciones y fomentar el pensamiento crítico en mi entorno. Formulo preguntas como “¿Qué podemos hacer diferente para obtener mejores resultados? ”.
Escuchar activamente. Dedico tiempo a comprender las perspectivas de los equipos con los que colaboro. Considero que cada idea de aprendizaje puede ser una oportunidad para crecer.
Aceptar los errores como aprendizaje. Transformo los desafíos en experiencias valiosas, preguntándome siempre: “¿Qué enseñanza podemos sacar de esta situación? ”.
Valorar la diversidad de ideas. Creo en rodearme de personas con antecedentes y puntos de vista diversos. Estas perspectivas me han ayudado a ver el panorama desde ángulos que antes no había considerado.
Reconocer el esfuerzo de los demás. Agradezco y celebro las contribuciones de quienes trabajan conmigo, porque sé que el éxito es un esfuerzo compartido.
Curiosidad y humildad: Un balance esencial
He comprobado que la curiosidad y la humildad son un equilibrio poderoso. Mientras la curiosidad me impulsa a explorar nuevas posibilidades, la humildad me recuerda mantenerme conectada con las personas y abierta al cambio. Juntas, estas cualidades no solo me han ayudado a crecer como líder, sino que también han fortalecido los entornos de trabajo en los que he colaborado, permitiendo que florezcan la innovación y la colaboración.
El liderazgo, para mí, es una constante evolución. Se trata de conectar, aprender y crecer junto a los equipos. Cultivar la curiosidad y la humildad no solo me ha permitido posicionarme como un agente de cambio, sino también inspirar a quienes me rodean a alcanzar su máximo potencial.


